giovedì 30 gennaio 2014

EL HUEVO DE LA SERPIENTE

por Agostino Spataro 27 de enero de 2014, “Día de la Memoria” : es nuestra obligación recordar los horrores del pasado, pero también prevenir aquellos que podrían suceder en el futuro. Europa en plena agitación A poco más de veinte años de la caída del muro de Berlín, Europa está viviendo su crisis más grave. Los factores, internos y externos, que en el tiempo la determinaron son múltiples. Luego del default griego y algunos hechos que amenazaron a otros países del sur, entre ellos Italia, Europa se encuentra en plena agitación. Inquietud y miedo se están apoderando del espíritu público; se temen quiebras en cadena, desórdenes sociales e inestabilidad de los gobiernos de sur a norte y desde el Atlántico a los Urales. En el aspecto político, el post-Berlín ha provocado un fuerte redimensionamiento del rol y de la fuerza de la izquierda (comunista, socialista y socialdemócrata), mientras que se afirman movimientos y partidos nacionalistas y neofascistas, también como respuesta a las “inseguridades”, ciertas o supuestas, de los sectores más golpeados por la crisis. En el terreno moral, la crisis sacude las bases de la cultura, de la información y hasta de la religión, sobretodo de la católica, que se encuentra en el centro de un ciclón que parece no detenerse. El neocapitalismo financiero globalizado, que emergió como único vencedor de la larga batalla, está demostrando en los hechos no estar a la altura de la situación, aún habiendo obtenido el servilismo a sus órdenes por gran parte de la clase política y de la misma representación social. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial no se había verificado jamás una condición de predominio de tal magnitud. Sin embargo el resultado es desastroso: del desorden monetario y fiscal a la falta de control del gasto público; de la corrupción galopante al crecimiento exponencial de la desocupación y de la nueva pobreza. Ha sido planificada y puesta en marcha una desestructuración de los organismos de poder, una injusta distribución de las riquezas nacionales (PBI) en detrimento de los sectores productivos medio-bajos y un colosal reequilibrio, en sentido clasista, a favor de los sectores más ricos. La xenófoba extrema derecha: el nuevo peligro para Europa Se traza, por lo tanto, una perspectiva verdaderamente inquietante para un continente que conoció las tragedias del fascismo y del nazismo y, también, las dictaduras estatalistas filosoviéticas. Emerge de hecho una nueva derecha nacional-popular, xenófoba, antisemita (o sea, antiárabe y antihebrea) con características declaradamente racistas y neonazis. El fenómeno es preocupante porque no se trata de los grupos minoritarios de siempre, sino de movimientos y de partidos que en las más recientes consultas electorales registraron resultados relevantes e inesperados, que oscilaron entre el 10 y el 16%. Toda Europa está alcanzada por estas tendencias. Se va entonces del 15.6% del partido FPOE austríaco al 16.38% del de la “Nueva Era” en Letonia; del 9% del FN de Le Pen en Francia al 14.4% del “Partido del Pueblo” danés; del 10% de los “Verdaderos Finlandeses” al muy reciente 16% del Jobbik húngaro; del 13% de “Orden y Justicia” lituano al 16% del “Partido de la Libertad” holandés, etc. Parece ser que esta es la verdadera novedad política que está emergiendo de la crisis europea. La extrema derecha hoy impulsa a la derecha moderada a ponerse el traje de la intolerancia para mañana remplazarla ya del todo. Y con los tiempos que corren este “mañana” podría ser en breve. El huevo de Bergman y el mal del siglo El contexto europeo está siempre signado por oscuros fermentos que deprimen y, al mismo tiempo, exasperan a la población. Aún a las sociedades más avanzadas del centro-norte donde – según la metáfora cinematográfica de Ingmar Bergman – fue depositado el “huevo de la serpiente”. En este film, terrible y un poco profético, el director sueco recurre, de hecho, a la metáfora del huevo del reptil más odiado para denunciar el mal que se incuba, en los primeros años de la década del veinte del siglo pasado en los pliegues de la sociedad alemana, presa de una gravísima crisis económica, moral y política. De aquel huevo nace el nazismo, o sea, el poder más perverso y asesino que la humanidad haya jamás conocido. Confieso que usé la metáfora de Bergman un poco sin ganas porque, personalmente, no tengo nada contra las serpientes. Es más, cuando me toca verlas libres en la naturaleza, me quedo admirado por su misteriosa belleza y habilidad de mimetizarse, de alimentarse y de cambiar su piel. Sobretodo me gusta su acoplamiento en vertical, ejercicio complicadísimo para criaturas viscosas y desprovistas de brazos y piernas, del cual nacerá el huevo que según una cierta mitología, reproducirá el mal tentador. Así está escrito en el imaginario colectivo, si bien la imagen no tiene ningún fundamento científico racional. Sin embargo, avanzamos, con la esperanza que la metáfora nos ayude a comprender la idea del peligro que se está incubando en el seno de la sociedad europea. Mantener alejados a los jóvenes de las maniobras del populismo y de la derecha Lamentablemente, en aquel entonces el mundo subestimó e ignoró aquellas tendencias que se afirmaron con el avance de grandes movimientos de masa sobre los gobiernos de Italia y Alemania. En el corazón de Europa se crearon el clima y el hábitat ideales para que se abra el huevo maléfico que había sido depositado. Y el modo en que terminó ya es conocido por todos. Aunque alguno quiera negarla, la tragedia del fascismo y del nazismo quedó tallada en los libros de historia y en las mentes aterradas de quienes lo vivieron y de quienes conservaron los recuerdos. Hoy, la pregunta que más incomoda es la siguiente: ¿aquella terrible realidad puede volver? La respuesta no es fácil. Tal vez es prematuro decirlo. Pero algo similar se puede entrever en el horizonte. Por el momento, entre aquel pasado y este presente no existen analogías tan importantes (hay que decirlo). Sin embargo, deberían preocupar más que las mismas exhibiciones de fuerza, los resultados electorales que denotaron un cierto grado de consenso popular, más o menos exasperado, a favor de tales tendencias. El objetivo es claro: introducir nuevos elementos de división y de enfrentamiento dentro de los sectores populares y, por lo tanto, romper una cierta cohesión política (democrática y de izquierda). Por esto, el fenómeno debe ser afrontado lúcidamente, sin alarmismos y sin subestimarlo; con espíritu de diálogo y abierto, para recuperar los sectores sociales, especialmente los jóvenes, que están a punto de ser transformados en masas de maniobras. No sirven los anatemas y la violencia. Al contrario, porque este es el terreno más propicio para el cultivo de la estrategia de la derecha radical. Hacen falta ideas, propuestas innovadoras, para superar la crisis sin condenar a la desocupación y a la desesperación a los jóvenes, a los trabajadores, a los sectores más débiles y a los inmigrantes. PD. El mismo día del “Día de la Memoria” pensé en proponer fragmentos de este artículo mío de mayo de 2010 (lamentablemente un poco presagioso ya que al año siguiente se cometería en Noruega una masacre – 93 muertos – en manos de un nacionalista de derecha que delinea algunas inquietantes tendencias presentes en Europa que podrían reservar serias sorpresas, aún en el breve-medio término. El texto completo (con el mismo título) se puede encontrar en varios sitios buscándolo en Google. En primer lugar, va nuestro recuerdo a los millones de ciudadanos judíos deportados y exterminados en los campos de concentración nazi y también a aquellos centenares de miles entre antifascistas, gitanos, apátridas, que corrieron la misma suerte. Entre las víctimas de la “locura” nazi hay que recordar también a los cerca de seiscientos mil militares italianos deportados luego del 8 de septiembre de 1943 a los campos de trabajo en Alemania porque se habían negado a combatir en las filas de los ejércitos nazi-fascistas. Muchos de estos militares patriotas murieron ajusticiados, por enfermedades, por hambre o por frío. Entre los sobrevivientes - permítanme una referencia familiar – estaba mi padre, Pietro Spataro, operario siciliano que pasó siete años de su vida entre servicio militar, guerra en Albania y el lager alemán; y a quien le fue conferida, lamentablemente póstuma, una Medalla de Honor de parte del Presidente de la República, Hon. Giorgio Napolitano. (a.s.) Si ringrazia il dr Ulyses Rossi per la gentile traduzione.

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